jueves, 18 de noviembre de 2021

Los Hermanos Góngora, de Sanlúcar la Mayor.

 

Sanlúcar la Mayor al igual que otros pueblos de nuestra Andalucía, aportaron grandes voces al flamenco, tanto aficionados, como aquellos que durante algún tiempo fuero introduciéndose en los circuitos de concursos y peñas, logrando grandes premios y reconocimiento popular.

 Nuestra historia flamenca ha contado a lo largo del Siglo XX, con artistas que supieron llegar al alma del pueblo, esto ocurrió en los años 60 con la llegada de las peñas flamencas y los concursos de radio, donde los pueblos aportaron las voces de aquellos más destacados, que fueron considerados como artistas del flamenco y la saeta, ambas tan enraizada en nuestras fiestas populares.

En este nuevo encuentro con nuestra historia del flamenco sanluqueño, quiero aportar estos nuevos apuntes, que nos llevara al recuerdo de unos paisanos que escribieron una amplia página en el cante durante varias décadas, y que nos dejaron momentos sublimen a nuestros oídos, sus recuerdos estarán siempre con su pueblo que les vio nacer.

Estos hijos sanluqueños no pueden ser otros que los Hermanos Góngora, que por el avatar de la vida y el destino se vieron avocados a vivir desde muy jóvenes tras la muerte de su joven madre, a la separación de sus hermanos/as, sus vidas caminaron por separados, hasta su encuentro en la adolescencia, donde confluirán sus aficiones y reencuentros, donde comenzaran a escribir sus primeros pasos en el flamenco.

 


María Góngora Ahumada nació en 1906 en Morón de la Frontera (Sevilla) y murió en 1943 en Sanlúcar la Mayor. Esta joven soltera morenera, llega a Sanlúcar la Mayor de la mano de un pequeño infante de 5 años, José Góngora Ahumada (1924-2010). A su llegada a Sanlúcar se hospedan en una pensión, y al poco tiempo será requerida por la familia de Antonio Jiménez como “ama de leche” o “nodriza”, debido a que, estando su esposa en plena lactancia materna, que es la fuente de alimento principal que todo bebé debe de tener, siendo exclusivamente dado por la madre., esta no pudo establecer con los requisitos adecuados para cuidar y alimentar al menor recién nacido. 

 

 José Góngora Ahumada (1924-2010) también fue muy aficionado al flamenco, de hecho todos le conocíamos por el nombre de “Valderrama”, y esto fue debido a que José solía cantar mucho el cante del conocido cantaor Juanito Valderrama. Aunque José dedico su vida a otros oficios, no le falto muchos momentos de mostrar que el también savia cantar.

  Esta familia tenía una huerta en la calle Cristóbal Colon (Carretera Sevilla -Huelva) (Actual aparcamiento donde estuvo el almacén de aceitunas que llevaban la familia de los Palencia. en esta huerta María Góngora Ahumada conocerá a Enrique Rodríguez Cárdenas que trabajaba en dicha huerta, y tras su casamiento vivirán en la casa de Enrique en la calle de Juan Antonio Mora donde nacerán sus hermanos Antonio, María Teresa, Rosario. Juan y Fernando.

Estando Fernando de seis meses (1943-1980) María su madre muere a los 37 años, y el padre al no poder criar a sus hijos acordaron dejar los más pequeños en casa de acogidas. José y Antonio los mayores se quedaron con su padre, Fernando el más pequeño fue acogido en la familia de Eustaquio y Dolores, conocidos como la familia de "Quitin" y permaneció en esta familia desde los seis meses hasta su casamiento.

Rosario, aunque la llamaban Chari, se crio con la familia de sus tíos (los padres Fernando Machuca “el de las vacas”, 

Juan fue acogido por la familia de Pablo y Juana que vivian en la C/ Virgen de la Cabeza. Juan Góngora llego a ser más conocido por el nombre de Pablito que por el suyo propio, debido a las circunstancias que antes mencione de su adopción.

Juan Rodríguez Góngora llego a ser más conocido por el nombre de Pablito que por el suyo propio, debido a las circunstancias que antes mencione de su adopción.

María Teresa con 6 años fue acogida en el colegio para huérfanos de San Antonio de Padua en Villanueva del Ariscal. Hasta su regreso donde residió con su hermano Antonio.


 

Desde sus adolescencias los hermanos Góngora fueron tomando popularidad en nuestro pueblo como buenos cantaores de flamenco, eran aquellos tiempos donde al pasar por una taberna raro era que no se escuchara un quejido de cante, nuestros vinos parecía que despertara el más hondo sentimiento de expresarse a plena voz ante los presentes, donde el público solía decir siseando aquello de - Callarse vamos a escuchar -.

 

 

Antonio Rodríguez Góngora (1929-2016)

Conocido como Antonio "Amaleche", en el flamenco solía cantar las letras del niño la huerta (Francisco Montoya Egea, fue un cantaor flamenco español conocido artísticamente como El niño de la Huerta. Debe su nombre a que antes de dedicarse profesionalmente al cante, trabajaba en la huerta, nació en Lora del Río en 1907 y su defunción el 9 de septiembre de 1964. Aunque Antonio nunca tuvo letras propias, el flamenco le llevo en su primera época a presentarse a diferentes programas del flamenco, destacaba por su voz pero los premios no llegaban por este apartado de la canción.

 

       En esta primera etapa del flamenco Antonio solía acompañarse de su amigo y guitarrista Juan Barrera, eran aquellos tiempos que muchos de los teatros y cines de la comarca durante el año presentaban espectáculos de cante y bailes. Antonio y Juan, jóvenes en estos años de principio de los años 50, se presentaron para una actuación en el Cine del pueblo de Gerena, para causar buena impresión tenían que ir bien vestidos, por lo que Antonio le presto a Juan un par de zapatos nuevos, y Juan aporto unos trajes azules nuevos, después de la actuación se hizo muy de noche para regresar a Sanlúcar, por lo que pidieron a un amigo suyo que le buscara un lugar para dormir, esa noche, la pasaron en un establo junto a unas alpacas de pajas, y al levantarse en la mañana ni ellos mismos se reconocían de como tenían los trajes de sucios.

( Anécdotas contada por Juan Barrera)




 Juntos emprenderían un viaje el 1 de noviembre de 1958, sale de Sanlúcar dirección a Barcelona, Antonio Góngora y Juan Barrera con la intención de encontrar trabajo, nada más llegar al salir del tren se encuentran con su paisano el torero Antonio Martínez López “Sanluqueño" que tras intercambiar los saludos Antonio "Sanluqueño" les entrego unas entrada para la corrida de esa tarde, que en estos días se encontraba en Barcelona para una corrida en la Plaza de Toros de las Arenas donde ya como torero y no como novillero, vuelve a triunfar brindándole un toro a Antonio Borrero " Chamaco" que presenciaba la corrida desde una barrera y participaba como testigo del torero Curro Lara.

La música acompañó la siguiente faena que "Sanluqueño" brindara a "Chamaco" al que se aplaudió. Tres pases por alto, cuatro naturales, uno de pecho, dos de espaldas verdaderamente temerarias, cinco derechazos y tres por alto. Arrancando muy bien a herir, pegó un volapié superior, pero a cambio de una cornada en el muslo derecho del que salía un chorro de sangre, que en vano las asistencias y el propio "Chamaco" que saltó al ruedo podían contener apretando la herida. El percance causó una penosa impresión y a la enfermería llevo un peón, después de pasearlas en derredor de la circunferencia, las dos orejas del toro que tan excelentemente había lidiado y matado Antonio Martínez "Sanluqueño”. Al día siguiente del percance Antonio Góngora y Juan Barrera lo visitan en el hospital donde se recuperaba favorablemente.

 


      Antonio y Juan se hospedan en una pensión y consiguen trabajo en una empresa de la construcción como albañiles, oficio que ambos conocía bien, en aquellos días solían frecuentar uno de los bares cercanos a la pensión donde Juan Barrera tocaba la guitarra y Antonio se arrancaba con sus cantes, la gente se paraban e inundaban de aplausos aquellos momentos, pronto fueron requeridos para cantar en la Radio catalana, donde triunfo y fue premiado en varias ocasiones en los concursos que participo, fueron contratado en el Teatro Apolo en diversas ocasiones para espectáculos flamencos durante el año que estuvieron en Barcelona.

 


Antonio dejaría aparcado el flamenco y comienza su segunda etapa de cantante con la saeta, este apartado le llenara de triunfos, en estos años en uno de los concursos de saeteros de televisión gano el segundo premio, la radio también le brindo en numerosas ocasiones premios importantes, esta oportunidad en la Radio y Televisión le lleva a ser contratado para la semana santa en numerosos pueblos, donde recorrerá gran parte de su vida.

Junto a la Virgen de la Soledad, a quien tanto canto en los días de la Semana Santa.

 

 

     Durante su larga trayectoria como cantaor de saetas le fueron otorgando números premios, así mismo en todos los pueblos le fue reconocido su talento y gran voz como saetero y fuertemente aplaudido en sus interpretaciones, algunas anécdotas de aquellos días como la que le sucedió en el pueblo de Saltera, fue contratado para cantarle a la virgen, pero la mañana del día anterior cayo de la torre la campana de la iglesia he hirió a un niño, por lo que la hermandad dijo que la virgen no procesionaria este año, al día siguiente el niño se recuperó y la virgen salió, Antonio le pidió a Gregorio el "Goro" que le sacara una letra sobre el suceso del niño, Antonio canto en todos los balcones y la gente le pedía que cantara la saeta del niño.

( Este año Soledad le debe tu salía a un niño que te reclamo,

 que pudo perder su vida al golpe de una campana).

 

     En el pueblo de Gerena fue contratado para cantarle al cristo, Antonio estando en el balcón dispuesto para cantarle dijo en voz baja, a este cristo tan feo voy a cantarle yo,( se refería a que la talla del cristo tenía unas manos muy grande ) detrás del avía una señora mayor rezando que oyó lo que Antonio dijo sobre el cristo, la señora le respondió que no dijera tal cosa sobre su cristo. Antonio se dispuso a cantar cuando noto que su garganta no podía responder, se había quedado sin voz, la gente le respondía agritos que se fuera y otras cosas. Al año siguiente Antonio se presentó gratuitamente para cantarle al cristo, recibiendo los aplausos del público.

 

 


  Momentos de sentimiento y pasión en una actuación en la Iglesia de Santa María la Mayor, junto al guitarrista Juan José López.

 

 Momento expresivo en una actuación de Antonio y Conchita la del Búho Real.

 Los comienzos de Antonio en el flamenco fueron los cantes de ida y vuelta, entre ellos, las milongas, la rumba, las guajiras y las colombianas. Antonio le gustaba estos cantes que se hicieron populares a través de cantaores como Manuel Vallejo, Pepe Marchena, Escacena y Chacón entre otros. 

 Estando Antonio Realizando unos trabajos de albañilería en el campanario del colegio de las esclavas del divino corazón en la calle Real, Antonio solía cantar en cualquier momento con uno de sus cantes, los compañeros paraban en ese momento para oírlo sin ruidos, y las monjas se asomaban al patio y cuando terminaba, exclamaban que bonito canta este señor.

(Anécdotas contada por Juan Barrera)

         Fueron unos años en que grandes saeteros de nombres conocidos entre el público y hermandades como Rogelio barrera de Huevar, Antonio Góngora de Sanlúcar la Mayor, entraron en decadencia por su edad, lo que posibilitó a Eustaquio Mora ser reclamado por las mismas hermandades y ser contratado por ser el más destacado entre los saeteros del momento.

 


    Juan Rodríguez Góngora  (Pablito) 1941-2017.

Juan Rodríguez Góngora fue más conocido con el nombre de Pablito Góngora y al igual que sus hermanos canto en el flamenco y las saetas, destacando en estos dos apartados de la canción, gano el primer premio de saetas en el concurso en la peña Torre Macarena de Mairena. A lo largo de su carrera obtuvo numerosos premio y le fue reconocido ante el público su gran talento como cantante, tanto en el flamenco como en la saeta destaco entre los más aficionado en aquellos días de semana santa y en los circuitos del flamenco donde su gran voz era escuchada y aplaudida.

 

 


Juan Rodríguez Góngora fue uno de los más entendido del flamenco entre sus hermanos, actuó en varias ocasiones en la peña flamenca de su amigo Eustaquio “Tirito”, juntos mantuvieron una amistad y compañerismo, tanto en el flamenco como en la saeta actuaron juntos en muchas ocasiones en concursos y fiestas de nuestro pueblo.

 

Juan Rodríguez Góngora y Eustaquio Mora solían cantar mucho cada vez que se juntaban en los bares, para Eustaquio su amigo Pablo era entendido en cantes y le tenía gran estima y admiración, fue en la semana Santa de comienzo de 1970, en la salida de la Hermandad del Huerto estando los dos amigos juntos, Pablo le propone a Eustaquio que cantara una Saeta y que él también le acompaña con otra saeta, el resultado fue contestado por el público con sus aplausos, a partir de aquí Eustaquio Mora comenzaba a aprenderse algunas letras para saetas y con un repertorio amplio, participó en los pregones que se organizan en estos años siendo destacado por su voz y recogiendo los distintivos premios de las hermandades.

 

 


Fernando Rodríguez Góngora . 1943-1980.

Fernando el más joven, comenzó a cantar por Enrique Montoya, destacaba en el flamenco por seguiriyas a lo que se presentó en numerosos concursos ganando los primeros premios, actuó en la radio en diversas ocasiones e incluso gravo algunas maquetas para llevarlas al disco, pero estas no llegaron a gravarse. Concurso que se presentaba, concurso que ganaba. Desgraciadamente Fernando tuvo un accidente donde perdió la vida trabajando en los barcos de los Astilleros en el puerto de Sevilla, a la edad de 37 años, casado y con cuatro hijas, perderíamos unas de las voces sanluqueñas del flamenco y que el destino quiso privarnos de disfrutarle más tiempo. La peña flamenca a modo póstumo presento un homenaje a Fernando Góngora en la casa de la Cultura presentado por su presidente Eustaquio Mora "Tirito" donde intervinieron sus hermanos y cantaores de la peña.

 


José, Juan y Antonio , homenaje en San Eustaquio a su hermano Fernando Rodríguez Góngora.

 


 1ª Exaltación de la Saeta en la  Casa Municipal de Cultura

 Esta, es una breve historia no terminada, que a través de sus familiares, amigos y compañeros  en este viaje de la vida, compartieron junto a los hermanos Góngora sus vidas, las alegrías y las penas, en una Sanlúcar que comenzaba a despertar de aquellos fatídicos días de la posguerra, donde todo transcurría en blanco y negro.

 

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martes, 16 de noviembre de 2021

Manuel Giménez García.(Manolo Villanueva)

 

 Manuel Giménez García.
Conocido como Manolo Villanueva.
 Nació el 18 de Septiembre de 1940
en la C/ Sevilla Nº 24 (Villanueva del ariscal)
Hijo de: Vicente Giménez y Francisca García
Cuatro hermanos, dos varones y dos hembras, entre ellas su hermana Francisca que también gustaba entonar el flamenco y la copla.

      Desde muy joven ayudaba a su padre en el trabajo de Tonelero y en la recolección de la vendimia, oficios que tienen mucha historia detrás, mucha madera trabajada. Oficios, que a la vez de trabajar un material tan noble como la madera, tienen que trabajar otros componentes y dar forma de extensas maneras con ayuda de elementos tan difíciles de domar como el fuego… «El fuego, el alma que en el pecho encierra…», de Calderón de la Barca. Cuando se juntan elementos tan dispares como el aire, el fuego y, de la tierra, la madera bien trabajada, el fruto de esa combinación a través de la inteligencia natural y la sabiduría del maestro, es casi siempre, una obra de arte. Manuel y su hermano Manolo continuaron este oficio de su padre.

 En 1957 entra a trabajar como Tonelero junto a Manuel Rodríguez Gómez “el Tonelero”  en el almacén de la fábrica de aceitunas  propiedad de la familia Concepción Mena Muro y Francisco Javier Acosta, que estuvo situada en el barrio de San Pedro en Sanlúcar la Mayor, donde actualmente se celebra el belén viviente. Manuel Rodríguez Gómez “el Tonelero” monta por su cuenta una nave con sus hijos en la calle Huerta Rivera. Esta fábrica de Mena y  Acosta se cierra a mediados  de los años 70, y Manolo Villanueva continuara hasta su cierre, luego se traslada creando su propia fábrica en la nave en la que anteriormente estuvo la primera fábrica de aceitunas de Manuel Rodríguez Gómez “el Tonelero” en la calle Huerta Rivera.  


 

Se casó en 1969 con Ildefonsa Nieto Martin de Sanlúcar la Mayor. Hija de uno de los cantaores muy conocido de nuestro pueblo como fue el “Niño Roca”, tuvieron cuatro hijos, dos varones y dos hembra.




Desde muy joven, Manuel entonaba los cantes de su tierra, fue dándose a conocer entre otros cantaores de su pueblo como Manolito el de Blas y Manuel Márquez “el zapatero” donde alcanzó cierta fama. Actuó en numerosas ocasiones en las peñas flamencas de Villanueva y Espartina y  para  las fiestas de la vendimia de su pueblo

 
 
   A partir de 1960 gracias a la radio se populariza los concursos  musicales, la voz más popular de esta etapa será la del locutor Rafael Santisteban  de Radio Sevilla la Cadena SER, en la calle González Abreu número 6, en el programa Ronda del domingo, donde  Manolo Villanueva participará en varias ocasiones.
 

 
 
    Entre aceitunas y cante en 1961 le llega el servicio militar y es destinado a Morón de la Frontera (Cádiz) donde por sus dotes de cantaor será requerido por su sargento en varias ocasiones para cantar ante sus compañeros y recorrerá durante este tiempo los pueblos de  San Fernando y Puerto Real en varios concursos de flamenco.




   Manolo no solo dominaba el cante flamenco, siendo su fuerte las seguiriyas, también  la saeta le acompañara a lo largo de su carrera en numerosos pueblos, donde obtendrá diferentes premios de concursos y será contratado en múltiples ocasiones por las hermandades en esta semana de penitencia. En Alcalá del Rio fue presentado y contratado por mediación de don José Luis Agilar Jiménez (el párroco) que era de este pueblo. Actuó en el concurso el Potaje Gitano de Utrera el festival flamenco más antiguo del mundo. Nació en mayo del año 1957, a lo largo de una comida de la Hermandad de los Gitanos de Utrera en celebración tras la primera salida procesional en la madrugada del Viernes Santo, organizada por Andrés Jiménez Ramírez. Al citado espectáculo flamenco que suele reunir a las principales figuras del momento, suelen asistir sobre todo aficionados cabales al flamenco, y también muchos aficionados



 
   Manolo Villanueva  nació con el duende andaluz del cante, en su recorrido por los tablaos de nuestros pueblos del aljarafe Sevillano, actuó junto a grandes cantadores de la época como Manuel Mairena el más joven de la saga de los Mairena, cantaor de voz profunda y flamenca, también se distinguió como gran saetero.  El Guitarrista sanluqueño Juan “el Pileño” que le acompaño en numerosas ocasiones, Eustaquio Ortiz Fraile  " Nene el querido” en la que coincidieron en varios concursos de flamenco y saetas.

   En los días de nuestra semana santa, Manolo  expone su voz en varias de nuestras hermandades que junto a los hermanos Góngora serán muy aplaudidos.  Aunque Manolo no fue figura de cartel, siempre canto para sus amistades y recorrió muchos pueblos donde obtuvo numerosos aplausos por sus actuaciones.

Fotografía en la que recoge uno de los momentos de su actuación,
 junto al cantaor Calixto Sánchez
 y en la mesa José Luis Morillo y José Donaire “El Morito”.
 
  Dentro de nuestra historia del flamenco recordamos los años 80, en la que a través de José Luis Morillo Florea alcalde de estos años, crea junto a unos amigos aficionados al flamenco una peña conocida como -Peña la Caldereta-, esta peña, organizó unos eventos importantes dentro del flamenco, con actuaciones en el colegio de los hermanos Maristas donde figuraron artistas conocidos como Camarón de la Isla, el Turronero, Chiquetete, etc., y que dio lugar en los años sucesivos a las actuaciones de nuestra fiesta en el barrio de San Eustaquio, donde pasaran innumerables artista del cante y el baile y otras disciplinas de nuestro panorama musical.

     En 1996 Manuel Giménez García estando cantando en un bautizo familiar, su cuerpo le provoca un ictus, más comúnmente conocido como infarto cerebral o embolia, en la que le provocara no solo una parálisis en su cuerpo sino también en la dificultad para hablar, esta enfermedad se le repetirá por segunda vez, recibiendo en una tercera vez un ataque  epiléptico en la que quedara sin habla definitivamente.

   Un verano en la casa de Manolo Villanueva junto a su suegro y familiares en un bautizo donde entonaron sus cantes, quedando inmortalizados ese momento para la historia.


Manuel Nieto “Niño Roca” inmortalizado en uno de sus momento del cante.
 

 
 
  El 9 de Febrero del 2001 la Peña Flamenca de Sanlúcar la Mayor rindió un homenaje a Manolo Villanueva en la Casa de la Cultura, en la que se le hizo entrega de una placa de agradecimiento por sus momentos tan sublimes del cante. Así mismo a este homenaje se agregaron a su reconocimiento las peñas de Villanueva del Ariscal y Espartina con entregas de ambas placas.


   El jueves 11 de noviembre del 2021, realizo una entrevista en la casa de Manolo Villanueva y su esposa Ildefonsa Nieto, que ante la dificultad de hablar de su esposo, fue respondiéndome a mis preguntas y con la mímica de su marido fuimos desgranando este pasaje de su vida mientras repasábamos sus fotografías, testigo de tantos momentos de emociones  y aventuras de Manolo.

    El trabajo y el cante fue una parte constante desde su niñez. El Flamenco es el arte que mejor expresa los sentimientos y que por tanto, no habiendo nada más humano que los sentimientos era muy fácil reconocerlo como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, las emociones y los sentimientos más íntimos y transcendentes a todas las vivencias del ser humano, que abarcan toda esa universalidad de las penas y de las alegrías y sus estados intermedios. 

 

    Manolo Villanueva figura ineludible de nuestra historia flamenca, escribió una página entre los cantaores más reconocidos de nuestro pueblo. Su esposa Ildefonsa Nieto me recordaba también a su familia cantaora, su padre Manuel Nieto Torre el “Niño Roca”, sus tíos Federico y Eustaquio  y  a su abuela  que también se le daba bien el cante, pero este será parte de un nuevo encuentro con nuestra historia del flamenco de nuestro pueblo


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